Arte menor, sin importancia. Transmisión invisible. Subjetividad impune. Transferencia viva de un pensamiento lejano, corroído en la distancia del tiempo, que todavía respira ínfulas de próceres y misterios.
Sonrisa bohemia que se ahoga en el recuerdo de la ausencia.
Escombros de yeso, diseminados, marcando un paso, una línea, un pedazo crudo de vida en demasía.
Sonrisa austera sobradora de confianza. Monopolio del talento.
Cada una -las amantes- lo recuerda atosigado de flores, despojado de visión, rodeado de troncos o en camas interminables de sábanas tibias, enredadas en promesas y esculturas.
Cada una lo dibuja nuevamente, embelleciéndolo, desdeñándolo.
¿Verdad monumental o memoria entretejida? ¿Verdad universal?
Enamorarse del amor. Amante de una idea, de un pedazo de minuto; un destello de capricho en un océano de historia.
Arte menor, sin importancia: búsqueda de lo simple.
Entre campos de manzanas, escombros de yeso diseminados marcando un paso, una línea, un pedazo crudo de vida en demasía.
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