Memoria: máquina del tiempo indescifrable, cachetazo a la razón. Conjuro caprichoso, huella del olvido: memoria. Lo que se pierde por momentos, lo que regresa campante, de manera inusitada, casi siempre tarde. El consuelo del pensante es saber que sus sentidos todo lo captan. El consuelo del escritor es entender que si su mente le falla, será otro quien escriba sus palabras. Memoria, eso que me falta, eso que me golpeo contra la pared resquebrajada, la causa de mi silencio: memoria. Perezosa, afilada, maldita memoria. La que me deja pagando, la que se lleva el lenguaje, la que no me encuentra.
Destreza de periodista, virtud de historiador, conciencia tranquila.
Acordarse que uno se acordaba, o ni siquiera. Pensar en blanco, empezar de cero, dibujar nuevamente el boceto de la idea, pintar la imagen, un bosquejo, o si siquiera. Usar reglas, ejercitar, pico de pato, oso chiquito, o ni siquiera.
Memoria. Juego de azar.
Futuro incierto, confuso. Pasado entre nubes de niebla. Presente subjetivo. El tiempo es el común de la memoria.
Memoria. Juego de azar.
Futuro incierto, confuso. Pasado entre nubes de niebla. Presente subjetivo. El tiempo es el común de la memoria.
La historia la escriben los que recuerdan o los que inventan. Fracaso imperdonable. Memoria maldita única indiscutida. Memoria de papel, arrugado, sucio, tachado. Ahora la venden en unos envases bien chiquitos: memoria para tirar al techo, cuanto desperdicio.
Memoria del que se fue, del que recién llega de un viaje y de nuevo el tiempo que deteriora el cuadro y borra los verdes paisajes. Vendo fotos para recordar, vendo una idea que me cayó del cielo, que no es mía, vendo un anillo usado ya no me acuerdo por quién, vendo un libro con hojas en blanco, son mis memorias.
¿De quién?
Volvió la luz. Volvió el mundo a su lugar. Volvieron los peces al mar, y yo ya me acuerdo de eso que estaba queriendo olvidar.
F.L.B. 29/9/08
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