martes, octubre 23, 2007

El mundo que grita

"Es el hablar, efecto grande de la racionalidad, que quién no discurre no conversa. Habla, dijo el filósofo, para que te conozca. Comunicas el alma noblemente produciendo conceptuosas imágenes de sí en la mente del que oye, que es propiamente el conversar. No están presentes lo que no se tratan, ni ausentes los que por escritos se comunican. Viven los sabios varones ya pasados y nos hablan cada día en sus eternos escritos, iluminando perennemente lo venidero."

Baltasar Gracián (1601-1658)


Es muy difícil encontrar, en estos lugares, algo de silencio, aún cuando se está completamente solo. La búsqueda es, mas que nada, cansadora: siempre hay algo por decir, siempre hay algo para ser dicho, para entablar una suerte de interacción.

Hay, en muchos lugares, una especie de visto bueno por el hablante. La convención, por lo general, privilegia al mas locuaz: siempre algo por contar o preguntar, algo por decir o comparar o mostrar. Hay un respeto por el que habla, una conciencia –casi siempre inconsciente- del oyente. No hay, sin embargo, una cultura del silencio, una tolerancia mas o menos respetuosa por el callado. No encuentro, en ningún lado, un tributo al mundo que acontece mas allá de las personas que lo viven -o cuentan.

El silencio, parece, asusta fiero.

En todo lo dicho -lo que se dice- siento un detrimento, una pérdida, fuerte, irreparable; en ella, un vaso medio vacío.

Existe el decir barato, el decir pensante, el decir planeado, el actuado, el falso decir. Su antónimo: el callar. Son, desde ya, demasiados decires para un sólo callar ¿Será por eso que el silencio cuesta tanto? ¿Será por eso que es más difícil llegar a él? Incluso, a veces, llego a pensar que está mal visto. Otras, se nota tanto.

La obligación, la única obligación luego de existir, es saber hablar y se premia con aplausos y sonrisas al niño parlante. Los silentes, en cambio, pasan desapercibidos, relegados a una suerte de anti sociabilidad, de autismo premeditado, condenatorio. La excesiva comunicación, para los hombres, parece ser determinante.

Lo obvio: somos seres sociales, y por eso, políticos. Somos seres que interactuamos, sobre todo con el lenguaje. Es nuestra forma de relacionarnos, de participar, de conocernos, de vivir. Pero el lenguaje no es el habla. El ser humano está atravesado por el lenguaje, no sólo en el habla, sino en la mirada, el gesto, el pensamiento, la escritura: un ojo punzante, amenazador, un guiño, una idea de algo o un libro: lenguaje.

La pregunta entonces es casi obvia ¿Por qué el ser humano reduce el lenguaje al habla? En un marco académico podríamos citar a Pierce, Saussure, Bajtin, Jakobson, Todorov, Genette o Barthes, llenarnos la boca con teoría literaria y claramente concluir que esto no es así, que esto no funciona así. Pero en la vida cotidiana, la palabra hablada, dicha, bien o mal pronunciada, cobra vida y una relevancia de dimensiones escandalosas. Y el lenguaje, o lo que queda de él, sufre las consecuencias. El habla no es el lenguaje: las batallas semánticas no son menores.

Un partido de futbol sin relator ni comentarista no nos representa gran cosa. Una fotografía de algún país lejano sin alguna explicación carece de exactitud, una persona que saluda con un gesto es un maleducado. Las convenciones, decía, privilegian al locuaz. Y por eso la tele y no el diario.

La carga simbólica que hoy en día tiene el habla, el decir, es una carga demasiado pesada. Habría que reducirla, repartirla, y ya que está de moda la redistribución, redistribuirla al libro, al gesto, al pensamiento, a la imagen –que también camina con algunos kilos de más. Digo, pensar también es importante. Digo, las personas que piensan también son seres sociales, humanos. Digo, la cultura del oyente no recae sobre la paciencia del que escucha, sino en el exabrupto de quien discurre. Pero esto ya es demasiado, ya que lo que verdaderamente importa aquí es el silencio, el lapsus donde todo converge y se termina, donde todo vuelve a comenzar, el aleph del ser humano y nada mas.

El desayuno no se hizo para charlas, leí hace poco, con alguna sonrisa cómplice, casi voluntaria.

Afirmo, a esta altura que el silencio ha dejado de existir.

Sin embargo, y en oposición a todo, hace tiempo que no escucho ninguna voz, encontrando en ello, tan pequeño, una estúpida satisfacción.

Se dice del silencio que es la ausencia de todo sonido.

He podido escuchar al silencio hace tiempo y sólo por segundos, y les digo, si es que quieren escucharme, que no hay placer mas adictivo, que no hay elíxir mas buscado, que no hay nada mas sublime que encontrar el sutil silencio, en algún pequeño lugar. Nada, desde ese instante, volverá a ser como antes, nada volverá a escucharse tan puro, tan naturalmente bien, tan escaso. Ningún tesoro -ninguno- volverá a brillar tanto, ni ser tan preciado como el silencio absoluto: un oxímoron, un segundo, un momento de nada, de nada de nada.

F.L.B. (11/10/07)

12 comentarios:

Anónimo dijo...

pense q podia encontrarme con cualquier cosa, o simplemente algo llamado delirio. nada q ver, encontre una expresion tremenda, tu forma d vida y experiencias vividas dia a dia son envidiables..
beso fran..

Francisco Lanús Büll dijo...

La idea es que dejen sus nombres o algun seudónimo, mas que nada para que no piensen que yo soy el que entra y deja textos anónimos tirandose flores: un ejercicio masturbatorio de la escritura posmoderna...

manulandia dijo...

Sí... así es... no sabemos lo que es el silencio... es más... a veces pienso que hasta le tenemos miedo..prendemos la tv, la radio o lo que sea para haya "un poco de ruido"...

Es raro esto... hay culturas/comunidades que le dedican horas del día al silencio y a la meditación... y por lo poco que sé... viven mejor que nosotros...

Quizás la clave esté ahí, no?

Francisco Lanús Büll dijo...

Es un buen puto manu: ver hasta donde el silencio mejora la calidad de vida: una aqueología del silencio...me gusta. A las culturas orientales parece funcionarles bien como vos decis.
En occidente a mi entender el silencio es otra cosa: la palabra en sí cambia su significado radicalmente, sus fundamentos, sus bases, hasta su definición. En occidente el silencio no es un fin en si mismo sino un medio, un transpaso hacia otro estadío, un momento de transición entre sonidos (con sonidos englobo todo, ya sea palabras, radio, musica, autos, bocinas, gritos, goles, recitales, tv, nenes llorando, voz de la conciencia, fantasmitas traviesos...). Es increíble que no habiendo sonido alguno alrededor tampoco seamos capaces de encontrar un silencio interno. En realidad no es nada increible, es así porque así nos enseñaron que sea y porque estamos ¿comodos? dentro del ruido de la vida y la razón. Si nuestra cultura hubiera tenido otros pilares que la sostengan, otras bases...la historia sería otra, y el silencio también... grax manu por los aportes...que bueno tener noticias tuyas...

Francisco Lanús Büll dijo...

Nota: puto = punto.

Germán A. Serain dijo...

¿"Hay un respeto por el que habla", Francisco? ¿En serio lo creés así? Te pregunto. ¿Escuchamos verdaderamente a ese que habla? ¿O lo percibimos -no digo yo, no digo vos, digo nuestra cultura en general- como una especie de parloteo general, donde lo mismo da que se digan cosas importantes o sandeces?

No se trata, entonces, sólo de silencio vs. sonidos. Sino de qué cosas nos dicen esos sonidos, cuando nos dicen algo. Se trata de la capacidad que todavía tengamos o no para discriminar entre el rumor vacuo y la palabra digna de ser escuchada, entre el sonido como portador de una incierta belleza y el mero ruido que llena un espacio sólo por llenarlo, entre una carta de amor honesta y un ejercicio literario donde el amor pretenda ser reemplazado por lo que un jabón le pueda decir a su dueña, según alguien me ha contado que sucedió una vez en un concurso de epistolares, muy festejado por el jurado de turno, por cierto.

Igual me hiciste recordar algo que decía Florencio Escardó, bajo su seudónimo de Piolín de Macramé, en el sentido de que el fin del mundo no va a ser como lo muestran las películas, lleno de explosiones y calamidades, sino una especie de liquidación paulatina, de la cual ya somos testigos de sus primeras acaecencias. Uno de los principales liquidados, decía Escardó, ha sido el silencio.

Muchas palabras las mías, es cierto. Pero al menos pueden ser leídas así, silenciosamente.

Francisco Lanús Büll dijo...

Lo que decís Germán es cierto: quizás el texto no lo evidencia y me hago responsable por esa carencia, pero la idea de llenar un espacio vacío (el silencio) con algo de ruido, ya sea radio o lo que fuere como dijo manu, es lo que me inquietaba. A partir de ese momento me acorde las millones de veces que la gente me decía lo callado que era y como inmediatamente relacionaban esto con una suerte de timidez o autismo. Yo me río. De ahí es que encuentro un respeto por el hablante; en realidad no por el hablante en si, sino por el hecho de estar hablando, y ahi creo que está mi error, y gracias german por hacermelo notar. Lo que decís es cierto: Escuchamos al que habla, lo escuchamos y eso esta muy bien pero hacemos foco en el sólo porque-dice y no por-lo-que-dice.

Situación 1: te presentan a alguien, hola como te va, que tal, todo bien...silencio. En ese momento uno en su cabeza está buscando a toda maquina algo para preguntar, algo de interes, algo que puede decir...y el tiempo...si, que calor no, sisi, terrible....silencio...y la busqueda comienza nuevamente ficheros y ficheros de temas para hablar y conversar y preguntar por la flia el trabajo la facu, que materia, cual no, esa catedra la otra, etc...silencio.... Digo no? Si bien esta situacion de no saber que decir es un poco triste (porque siempre hay algo para decir...creo), alguna vez nos ha pasado a todos...de chicos, de adolescentes, de adultos no tener nada para decir...y la puta que es incómodo.
Ese pienso es el tipo silencio al cual se le teme, o por lo menos uno de ellos.
me gustaria seguir escribiendo pero me tengo que ir y ademas se va a hacer donso, creo, leer tanto de un solo comment...
Alegrón saber de vos Germán...Grax por los aportes...

Francisco Lanús Büll dijo...

Sabía, me olvidaba algo...
Germán: tu memoria me deja sin palabras...

...la memoria...un buen tema para abordar...

manulandia dijo...

La RAE dice:

Oír.

(Del lat. audīre).


1. tr. Percibir con el oído los sonidos.

2. tr. Dicho de una persona: Atender los ruegos, súplicas o avisos de alguien, o a alguien.

3. tr. Hacerse cargo, o darse por enterado, de aquello de que le hablan.

4. tr. Asistir a la explicación que el maestro hace de una facultad para aprenderla. Oyó a Juan. Oyó teología.

5. tr. Der. Dicho de la autoridad: Tomar en consideración las alegaciones de las partes antes de resolver la cuestión debatida.

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Escuchar.

(Del lat. vulg. ascultāre, lat. auscultāre).


1. tr. Prestar atención a lo que se oye.

2. tr. Dar oídos, atender a un aviso, consejo o sugerencia.

3. intr. Aplicar el oído para oír algo.

4. prnl. Hablar o recitar con pausas afectadas.

Ven?
Una cosa es oir y otra es escuchar... una persona puede llegar a tener problemas para oír, pero tener intacta la capacidad de escucha.

Uno puede escuchar el silencio, descifrar qué es lo que significa ese silencio (angustia, enojo, nervios, la nada, etc.)...
Escuchar los mudos gritos del otro... eso sí que es importante...

A qué venía todo esto? No sé ... pero en algo de esto estábamos, no?

Saluti!!

pd: quién era el que había escrito lo de jabón? me suena!

Francisco Lanús Büll dijo...

Bueno, la diferencia entre escuchar y oír ha quedado más que trazada. Digamos que para escuchar no es necesario tener orejas.
Lo del jabon fue en un concurso de cartas de amor. La carta ganadora fue -para sorpresa mía- una que le había escrito un jabón a su dueña ¿? No era mala, que se yo, un poco rara, pero nada tenía que ver en sí con el amor ya que un jabón (sin dudar de sus propiedades higienicas (está bien dicho?)) poco puede sentir, y mucho menos escribir una carta. En fin, me quedé desconforme. Si bien la idea era participar y con eso ya me quedaba conforme, uno se queda pensando en qué se habran basado las personas del jurado para decidir.

Saludos....Manu, espero tu final alternativo para la historia de mas arriba...

manulandia dijo...

ahhh ciertooo!! lo hab�a leido!! Era del concurso...

En qu� se habr�n basado? No es muy dif�cil... subjetividades.... no m�s que eso... es casi injusto... (digo casi porque no s� qu� par�metros pueden medir un buen texto) pero no deja de ser eso...
Hay algo que no me puedo olvidar de las clases de Germ�n y es el significado de la palabra "sublime"... quiz�s, todo aquello vaya por este lado...

Un final alternativo? Mmm dame tiempo que lo pienso...

Saludos!

ps: te lleg� mi correo privado?

Anónimo dijo...

Manu: El correo fue recibido y contestado. Lo bueno de tu despiste es que sos completamente conciente de él. Abrazo...