Javier corre a toda velocidad. Cruza la calle casi por instinto, pasa una panadería, un local de ropa, otro. Choca una mujer en el camino pero sigue, tropieza, se levanta. Esquiva un chico en bicicleta, corre entre una pareja de la mano, pasa de largo a uno que venía y a un policía que lo mira mal. Cruza la otra calle y continúa hasta la otra esquina. Un kiosco, un local de música, dos casas grandes, una cochera. Corre por todas las fachadas que se pueda imaginar corriendo. Al final, en la otra cuadra, después de saltar un cantero y bordear las mesas del bar, después de cruzar de nuevo sin mirar y de rodear dos perros con la vista, los rodea con el cuerpo. Sorteados los obstáculos, cubierta la distancia, se detiene. Ha llegado. Está transpirado e incómodo. Sabe que la corrida no le permitirá sentirse bien hasta dentro de unos minutos. Extenuado lanza una carcajada con el poco aliento que le queda. Sabe, mas que nada, en el fondo, que ha logrado su objetivo.
F.L.B. (27/9/07)
2 comentarios:
Me gusto el relato y te deja la intriga del objetivo... esta bueno
te deja pendiente las preguntas del porque y para que
Grax Cas.
El Por qué y el Para qué a veces opacan las historias, a veces no son tan importantes; a veces lo que importa es el hecho en sí mismo y se torna necesario prescindir de las razones para focalizar en ese hecho.
Me alegro que el texto sea de tu agrado, estoy leyendo tu blog.
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